sábado, 4 de septiembre de 2010

El arte de poner motes

Todos sabemos que en los pueblos nadie conoce al vecino por su nombre de pila, sino por el mote, los que son de pueblo seguramente estarán sonriendo – o  riéndose a carcajadas – acordándose de alguno, los más incrédulos, que rebobinen a las series de televisión españolas como “Doctor Mateo”; pero el arte de poner motes no es exclusivo de los pueblos, todos llevamos el gen “pone-motes” innato, algunos más agudizado que otro, seguro que recordamos a compañeros de clase rebautizando a los profes, unos compañeros de trabajo a otros, o al jefe, los hermanos entre ellos... Y me refiero a motes graciosos y sin ánimo de hacer daño o ridiculizar.
Recordaré toda mi vida a algunos profesores que me dieron clase durante los años del ya olvidado B.U.P.  “El Virkiki”, en alusión a unos muñecos de la época, aquí os dejo una foto que he buscado por Internet para aquellos que no saben de qué muñeco hablo.




Recuerdo que mi abuela me regaló uno y como el resto de preadolescentes lo llevaba prendido del asa en el bolso con los libros y cuando teníamos clase con él lo sentábamos en la mesa, y el pobre decía que éramos ya demasiado grandes para andar con muñecos, ji,ji,ji.
Una de las series con mucho éxito de aquellos años era “hombre rico, hombre pobre” protagonizada por Peter Strauss y Nick Nolte que daba vida a Tom Jordans, el hermano pobre; pues bien teníamos un profesor que era el doble de Nick Nolte (aún hoy, con el paso de los años ambos siguen teniendo ese parecido razonable que nos hizo rebautizarlo con el sobrenombre de “Tom Jordan”, y como no acordarnos de “La Foca” (baja, gorda, con bigote… - y muy mala leche añadiría yo -).
Tu vecino tiene una moto que es un cascajo, y para arrancarla tarda por los menos  cinco minutos y la hora de la siesta de verano tiene como música de fondo: run, run, run… Como llamaréis la vecino “Carranquilla”.
El vecino del primero se levanta una mañana con los cables cruzados, seguramente el niño no le dejó dormir, y se percata de que el pino plantado en el parterre ha crecido tanto que ya le quita la vista de la ventana del salón, así que después de desayunar corta el pino… y desde ese momento en casa  lo conocéis como  “El Cortapino”.
Que el niño de tu vecino es alto, gordo y tiene un poco alto ese lugar anatómico en el que la espalda pierde su lindo nombre, pues está de cajón, lo más destacado de su anatomía es el culete y se bautiza como “El Tirapeo”.
En el trabajo formáis un gran equipo por eso hablamos de “pupá”, “mumá”, “la tata china”, “el tato”, “el instruido”...
Tener un mote no debe hacernos enfadar, si la persona que nos lo ha puesto lo ha hecho con cariño.
Aquí dejo una retahíla de motes, puestos con acierto, con mucho acierto diría yo, por la persona que se los inventó, lástima que no podáis ver una una foto de la persona junto a su  sobrenombre, veríais que le vienen "como anillo al dedo".
"El piloreto", "El lagartijón", "La marquesa", "El barrilloso", "La lagartija", "Toro Sentado", "El cucharilla", "El to-lo-veo", "El chupa", "El místico", "El cupón". "El rústico", "La Beti Devi" (Bette Devis)...
Seguro que tú también has puesto alguna vez alguno.

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